Luz en mi oscuridad

Las cosas que nunca aprendí, me las ha ido enseñando el tiempo, he ido emprendiendo un viaje camino a mi misma, con ilusiones & sueños necios a mi arrastre, con un alma libre, real, sincera, buscando palabras qué complementen un corazón profundo:
No intento ser mejor ni peor que nadie, Me gusta soñar, con universos paralelos, creo en la magia de las personas & en la magia de criaturas que se esconden debajo de un diván, mantengo un poco de esperanza con el presentimiento que algo bueno vendrá, porqué siempre hay algo más allá, siempre lo hay y eso es lo que intento descubrir...

Cuando falten las sonrisas & palabras, tendremos que sentarnos para hablar de corazón a corazón.

INDAGANDO MÁS ALLÁ DE LAS MIRADAS.

Station 306


Escrito por: Fay Valt
Capitulo I: Algo cambia.


Hay paradigmas que sencillamente jamás se encuentran, hay respuestas qué jamás aparecen, hay momentos mágicos, hay momentos cálidos, hay momentos qué se pierden, otros que aparecen de inmediato, pero siempre hay un momento en qué todo lo qué has hecho y todo lo qué eres, desvanece, separando lo real de lo imaginable, lo ficticio de lo auténtico, comienzas a vivir en la linea de lo posible y lo improbable, hay un momento donde todo cambia, incluso tú mismo.

Mi vida siempre fue solitaria, recuerdo esas noches en las qué llegaba de clases y no había nadie esperándome, siempre me dio curiosidad saber como sería llegar al hogar y ver a tú madre esperando tú regreso con una sonrisa cálida.
En mi caso jamás fue así, mi infancia estuvo destacada por la falta de personas a mi alrededor, mi padre murió en un accidente automovilístico, según peritos había sido un incidente provocado por un chofer descuidado, esto sucedió cuando yo tenía alrededor de cuatro años de edad, quizás sea por esa razón qué no recuerdo nada de él, ni su color de ojos, ni la forma y tamaño de sus manos, ni el tono de su voz, ni el color de su cabello, mi padre es totalmente desconocido, puede qué haya  alguna fotografía guardada en algún sitio o casualmente se haya perdido.
Creo qué una o dos cualidad pude heredar de él, muchas veces he visto una expresión muerta en el rostro de mi madre, una expresión triste y melancólica, queriendo gritarme a la cara lo idéntica qué soy a él. Pero jamás lo hizo, ella siempre ha sido silenciosa,  no la culpo,  su vida no ha estado exenta de dolor y sufrimiento, fue adoptada a la edad de quince años por una familia modesta, creció y fue feliz junto a sus medios hermanos, Pero antes de eso soporto mucho dolor, no ha querido contarme más detalles y a veces creo qué ha sido lo mejor, muchas veces nadie quiere saber las partes escabrosas del pasado de su madre. He respetado esa decisión.
Alguna vez tuve una hermana y subrayo tuve, porqué eso fue hace mucho, mucho tiempo atrás, si mal no recuerdo mi hermana era cinco años mayor qué yo, Sin embargo nos abandonó, conforme fue pasando tiempo fui sacando deducciones sobre su partida, quizás se fue porqué se aburrió de la soledad en esta familia, quizás se pudo haber aburrido de nosotros o quizás hizo caso a su rebeldía juvenil, puede ser qué algún día termine por descubrí la verdad de este asunto.
Gía Ibey es mi nombre, nací un día catorce de abril en el año 1994, Mi signo zodiacal es Aries, se dice qué los qué nacen bajo este signo son personas fuertes, con energía positiva, instintiva y dinámica... con coraje.
Ciertamente yo me considero totalmente opuesta a esta descripción, aunque tampoco creo mucho en esas cosas, mejor dicho me niego a creer.
Soy una chica de diecisiete años, extrovertida, tímida, retraída y cualquier posible sinónimo, no tengo muchos amigos, francamente no tengo amigos, alguna vez tuve cercanía con otros chicos pero desde eso ha pasado mucho.
Debo confesar qué a veces me ha hecho falta tener a alguien a quien contarle mis dolores, problemas y conflictos.
¿Qué más puedo sobre mí?
Me gusta sonreír cuando miró al cielo y busco entre las nubes figuras graciosas, me gusta observar los gestos qué hace la gente al hablar por teléfono y me encanta el aroma del primer café un lunes por la mañana.
Hace poco he comenzado mi cuarto año de enseñanza superior, las cosas van bien en clases.
Los días han pasado sin mayor novedad.
Habitualmente me levanto entre las 5:30 y 6:00 AM, me baño, me visto, preparó mis cosas para mis lecciones, pocas veces alcanzo a desayunar.
Siempre camino hasta el metro subterráneo qué me deja en las cercanías del instituto.
Mi estación es la 306.
Abordó normalmente, me pongo los audífonos y dejo fluir la música para relajarme y distraerme en el recorrido, la música qué me gusta es Folk, el sonido variante de los instrumentos me da paz y el ambiente qué propone me hace sentir qué vuelo lejos, lejos de todo y todos. Consigo evadirme de la realidad.
Siempre realicé la misma rutina, día tras día, así durante dos meses hasta ahora.
Hoy fue distinto, fue diferente de toda costumbre.
El metro estaba semi-vacío, me senté casi por vez primera en los asientos duros e incómodos, estuve distraída mirando la oscilación de los vagones, las luces, los extintores...
Mis manos indomables comenzaron a jugar por la parte baja de aquellos fastidiosos asientos, luego de un rato pude palpar un papel, lo retiré de donde estaba y lo puse encima de mis piernas.
Cuando lo abrí, descubrí un pequeño poema qué decía:

Soportaría hundirme entre lágrimas y me acostumbraría al desconsuelo.
Caminaría entre piedras afiladas y recogería los trozos de mi propia piel del suelo.
Olvidaría mi pasado y quemaría estas palabras en silencio.
Pero jamás podría dejar de decirte qué te quiero.

No sé quien eres, no conozco tú color de ojos, ni tu tonalidad de voz, pero ya te estoy extrañando con cada parte de mi ser...
¿Existes en este mundo?...

D. L.

Al encontrarme con aquella nota, no pude evitar sentir estremecer mi cuerpo, un escalofrío intimo cubría todo mi ser,  aquellas palabras parecían dichas con tanta veracidad, con tanto sentimiento, qué cautivo inmediatamente mi mente, guardé el papel entre mi agenda escolar y unas guías de literatura.
En clases estuve pensando en aquello, sentía qué mi vida rutinaria y aburrida de pronto comenzaba a encontrar una chispa de calor, de misterio y eso me agradaba profundamente.
¿Cuántas probabilidades habían de encontrar aquel mensaje?, de todas las miles de personas qué usan ese transporte cada día, tuve qué ser yo,  justamente yo…Quien la encontrará, ¿Cuántas probabilidades habían de eso?,  algo qué me llamaba poderosamente la atención, había dejado en la carta una pregunta abierta…
¿Debería responderla?, ¿Qué debía decir?, ¿Cómo sería él?
Tantas preguntas dando vueltas en mi mente, tan preguntas qué en todos estos años jamás existieron, tanta duda, tanto deseo…
 ¿Cómo era posible qué algo tan pequeño, como un trozo de papel, unas cuantas palabras sueltas, provocarán tanto caos en mi?, todo era absolutamente claro y a la misma vez tan indefinido, no parecía un fragmente cortado cuidadosamente, este había sido arrancado de un cuaderno.
Este sentimiento sería comparable a una tarde fría, había una barrera entre el ahora qué conocía y el qué podía conocer mañana, Hay momento en los qué te paras a pensar en todo lo qué debes hacer, para acabar dándote cuenta qué de todo eso qué reflexionaste y decidiste es lo único qué luego se desvanece de tu mente, escapa lejos dejándote cometer errores a diestras y siniestras.
Incluso Cabía en mi la interrogante de qué quizás yo no haya elegido ese destino o casualidad, si no qué esa persona me había elegido a mi, tal vez ese sentimiento haya sido únicamente para mi. No tenías más alternativas para tomar en cuenta.
Ninguna línea es suficiente para hacer cambiar los comportamientos de un ser humano, al menos yo no era de esa clase de gente, siempre reflexionaba mis actos, palabras y consecuencias de estos mismos.
No suele ser fácil creer algo y hacerlo correctamente, muchas veces equivocarse es el camino más sencillo.
Al final de la noche pude memorizar cada una de las líneas escritas, me obligué a mi misma a leerla una y otra y otra vez, el papel ya estaba gastado de tantas veces qué lo había doblado y desdoblado.
Y de todas esas veces jamás me percate de algo importantísimo, aquel muchacho buscaba a alguien, a alguien a quien amar…
¿Podría ser yo?, ¿Estaba apta para ser amada?, ¿Era posible qué conociera el amor por primera vez?...
Debo admitir qué al pensarlo me gustó la idea, pero al mismo tiempo me aterraba, me atormentaba…
Por primera vez tenía un camino entre mis manos, imagine dos puertas cerradas, yo debía elegir a cual entrar, sabiendo qué luego no habría tiempo para volver y retroceder. Elegir un camino significaba abandonar otro.
¿Estaba dispuesta a abandonar mi simple vida?, Quizás siempre lo anhele en mi subconsciente, pero el momento estaba avanzando delante de mis ojos y yo lo estaba dejando pasar, sin poder capturarlo.
El tiempo jamás fue mi aliado, más tarde entendería por qué y más tarde sería terriblemente tarde para entenderlo.
No tenía porqué ser un romance lo qué surgiera por responder, podría haber una amistad, fue entonces cuando la posibilidad de contestar se hacía más real.
Por otra parte, yo no tenía mucho por perder, solo lo mínimo, pasaba parte de mi vida encerrada, ensimismada, oculta, desorientada, abandonada, solitaria y en el más oscuro de los silencios.
Aquella noche recuerdo qué no pude dormir bien, me desvele mirando el techo de mi habitación, Finalmente el sueño me venció.
Al siguiente día todo continuo como era de costumbre, nada había cambiado.
Luego de regresar de mis clases diarias, tome la decisión de contestar aquella nota.

Hola extraño, ¿Te preguntas si existo?, la respuesta es sí. Encontré tu pequeña hoja en un asiento del metro…Debo decirte qué al principio no supe si responder pero ya vez,  he sacado valor desde mi debilidad.
Se despide
G. I.

Eso fue lo qué escribí, doble cuidadosamente la nota y la guarde en un compartimiento de mi bolso para no perderla o correr el riesgo de qué mi madre la botará pensando qué era basura.
 Vino a casa un viejo amigo de ella, Vincent Bondernat era un hombre canoso, se notaba qué tenía alrededor de sesenta y cinco años, las arrugas adornaban su piel cual centro de mesa, su voz era ronca y tenue, cada vez qué relataba sus viajes por el mundo me hacía imaginar aquellos lugares.
—Has crecido mucho desde la ultima vez qué te vi, Gía —musitó.
—Si, la verdad he crecido, pero en cambio usted sigue igual qué siempre, los años no han pasado por su cuerpo.
—No te creas, pequeña —dijo—, mi cuerpo ya no aguanta tantas cosas como cuando era joven y tenía ese valor absurdo de luchar contra todo tipo de circunstancias, alguna vez lo comprenderás.
—Supongo qué sí.
—Me recuerdas a una actriz qué bailaba en las películas de antaño, si, eres idéntica, mucho más hermosa debo decir favorablemente por ti, ¿ya tienes novio, verdad?
—Mentiría si dijera qué sí, la verdad para mi tener novio es un problema qué todavía quiero evitar.
—No, no, te has equivocado pequeña Gía, el amor es maravilloso, es un sentimiento único, una sensación qué te atraviesa el alma, qué te hace sentir poderoso y valiente, el amor niña, OH el amor —Dio un breve suspiró—, Somos nosotros, nuestra raza la qué no sabe interpretar el amor y su sencillez, lo volvemos vulgar, ordinario, corriente, grosero, dejando de lado la parte esencial qué es comprender al otro, aceptarlo, aprender. El amor es cualquier cosa excepto un problema, cambia esa mentalidad.
—No sé bien qué opinar, señor, jamás me he enamorado debo confesar.
El hombre sonreía amable ante mi declaración, en cierta parte creo qué le agradó.
—¿Si te enamorarás qué clase de amor quisieras encontrar?
—Supongo qué alguno qué me permitiera ser feliz.
—Vas a tener qué luchar por ello, si las cosas fueran fáciles, muchas cosas no valdrían la pena de vivirse.
—Vincent, no perturbes a Gía con tus historias, ella no entiende todavía de eso, vive en una burbuja de cristal y no espero qué tú incentives en ella esas ideas.
—Lo siento querida Caroline, solo estábamos platicando de la vida.
—Fue agradable verlo hoy, Señor Vincent.
—Igualmente pequeña Gía.
Termine por irme a mi cuarto y encerrarme un rato… ¿Qué era lo qué mi mamá intentaba decir?, ¿Realmente vivo en un burbuja?, ¿Cuántas cosas han pasado a mi alrededor y yo no me he percatado?, ¿El amor era algo tan malo para ser desviado de una conversación?
Nuevamente estas dudas llenando mis razonamiento.
Pude sacudir mi cabeza intentado eliminar todo eso, lo qué conseguí en cambio fue quedarme completamente dormida.
Cuando sonó el despertador al siguiente día, me di cuenta de qué me había acostado sin siquiera realizar mis deberes escolares, eso era realmente un problema, mis calificaciones regularmente eran intermedias pero estas semanas habían decaído considerablemente, si seguía así quizás enviarían un comunicado a casa diciendo qué estaba en riesgo de repetir el año, mi madre se decepcionaría de mi y se sentiría culpable por no haberme criado correctamente. Aún así no quedaba tiempo para hacerlas más qué en el metro.
Me bañe, me vestí rápidamente y no desayune como comúnmente lo hago.
Pude llegar a la hora justa para abordar, me ubiqué en un asiento del vagón qué estaba lleno de gente por todo lugar, pude hacerme un espacio, saqué mi cuaderno y me puse a escribir mis ensayos qué debía entregar, faltaba poco para la llegada.
Recordé qué debía dejar la nota, bajo el mismo asiento donde la había encontrado. Lo hice y pude finalmente encontrar paz, pero solo por un instante.
En el instituto todo estuvo tranquilo, había llegado la hora de receso y fui a la biblioteca para refugiarme entre libros y palabras por quince minutos, eso era más qué suficiente para mí.
Me detuve en la sección de novelas románticas, estaba leyendo y releyendo los mismos títulos, pero nada me convencía.
—¿Qué libro buscas en particular? —murmuró una voz dulce y cálida, dejando escapar un soplo de su aliento hasta mi cuello.
Cuando me giré para ver, vi a una chica de mi clase, jamás habíamos hablado, pero eso no era novedad, jamás yo hablaba con nadie, se trataba de Ariana Kay, una joven cautivadora y excéntrica, al verla parece muy inteligente y calmada, da la sensación de serenidad, su tes de piel es pálida, su cabello es negro, es más alta qué yo, de complexión mediana, siempre esconde sus ojos verdosos atrás de unos anteojos de grueso marco negro.
—Yo…
—¿Algo romántico?
—No lo sé, solo estaba mirando, sin buscar nada especifico.
—Ya veo, si se trata de romance te recomiendo el libro de Axe Issleb ‘’Todos ignoramos la razón cuando habla el corazón’’.
—¿Es bueno?
—Por algo te lo recomiendo, consiste básicamente en hablar como todo lo qué parece lógico, se pierde al sentirse enamorados, como la magia transforma a las personas, su entorno, características, personalidad y hasta sus propias vidas.
—Suena interesante –pude expresar nerviosa.
—Deberías leerlo, ¡anímate! —Exclamó—, el leer purifica el alma y desenreda los hilos del corazón.
—Quizás.
—¿Siempre eres tan callada?
—Es parte de mí.
—Me gustaría contar contigo como amiga, puedes venir acá siempre qué lo desees, permitiré qué lees lo qué gustes, la encargada en el receso soy yo, además sabes es solitario estar aquí sin nadie qué te acompañe.
—La verdad me gustaría mucho.
—Entonces no sé hable más, desde hoy seremos amigas.
Estrecho mi mano con delicadeza, yo me encontraba en una situación incomoda, afortunadamente sonó el timbre qué anunciaba el regreso a la sala de clases, me despedí de ella y volví al mundo de las letras y números.
Ya eran casi las doce del medio día, las horas pasaban lentamente como si llevaran cadenas a su arrastre, demasiado insoportable, tenía ganas de fugarme al parqué, pero solo quedó en ganas.
Cuando terminó la jornada tome mis cosas y me fui caminando hasta la estación 12-4, para llegar a las 306 e irme a casa y perderme en el paso de las horas, ver televisión o escuchar música.
En el camino pensaba, ¿Y si el estuviera caminando por la vereda de enfrente?, ¿Si fuera alguien de mi instituto?, ¿Nos habremos cruzado alguna vez por estas calles?, ¿Dónde estaría en aquel momento?, ¿Qué estaría haciendo?...
A eso de las dos y media de la tarde llegaba a destino, intenté abrir la puerta, las llaves habían mutado, no entraban en la cerradura o yo estaba sumamente cansada para prestar atención, cuando pude entrar me fui directo a mi cuarto, cerré las cortinas ahogando cualquier rastro de luz, tiré mi bolso en un rincón y me arroje de bruces a la cama, se sentía tan bien…el colchón amortiguo mi caída, los resortes me permitieron caer blando y sentí como si estuviera en las nubes, una sensación de bienestar recorría mi cuerpo…mis ojos se cerraban entonces.
Esa tarde soñé qué estaba en un laberinto enorme y no encontraba la salida, el frío era congelante, el viento soplaba fuerte y arrastraba miles de hojas secas, inundando de cierta formas los pasadizos, cada vez era más difícil abrirme paso y avanzar, el cielo estaba descontrolado, nubes grises de norte a sur, de este a oeste, relámpagos y truenos batallaban en el aire, explotando en mis latidos cada vez qué llegaba la onda expansiva a mi oído…sentí qué me asfixiaba dolorosamente y cuando no termine de darme cuenta había despertado…
Al cabo de unas dos horas, llegó mi madre del trabajo, se sentó en el sofá conmigo.
—¿Cómo va todo en el instituto? —Pregunto cautelosa.
—Como siempre —respondí.
—Hoy me llamo tú profesor titular a la oficina.
—¿Y qué te dijo?
—Qué has bajado significativamente tus notas, Gía no quiero qué estés dejando de lado los estudios, es lo único qué puedo dejarte después de qué yo muera.
—Lo sé —pude decir—,es solo qué estás semanas no me he sentido del todo bien, no quiero tampoco qué te preocupes, ya se me pasará y verás qué subiré mis notas a un nivel aceptable.
—Gracias amor.
Me dio un pequeño beso en la frente y se fue a la cocina a preparar la cena. Mientras yo seguía mirando el techo de la sala.
A eso de las 8PM. Cenamos, todo estuvo riquísimo, terminando de comer me fui a bañar y pude mirarme en el espejo un momento.
Me di cuenta qué yo estaba cambiando, mi niña exterior estaba muriendo, dando paso a la adolescente a la mujer qué habitaba en mi, comenzaban a crecer mis caderas y busto, mi cabello largo y rubio hacía resaltar mucho más mis ojos pardos, mi piel blanca y pálida era perfecto complemento, por primera vez pude sentirme atractiva, pude entender esa sensación de vanidad, por primera vez.




5 comentarios:

  1. Me encanta tu blog!
    un besazo te sigo! (:
    pasate por el mio! (;

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  2. Me encanto el texto de la estrella :)

    que razonn

    te sigo!
    http://ifonly10.blogspot.com/

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  3. A mi también me ha gustado mucho el texto!
    te sigo pero ya :)
    pasate por el mio y te espero como seguidora..
    http://justbeyourselfff.blogspot.com/
    unbesito

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  4. nos ha encantado lo que has escritoo!!!
    te seguimos desde yaaaaaaaa!!
    pasate por el nuestro!! consejos 100% aceptados!!
    besazos
    http://escondidasentuarmario.blogspot.com

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  5. Me gusta mucho tu blog y te sigo:) me gustaria que miraras el mio a ver si te gusta! www.w0w-men.blogspot.com
    unbesoooooote

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Escribo acerca de mis dilemas privados que se han convertido en calamidades públicas.

* Comenta que piensas, que has sentido al leerme, di lo que primero tengas en mente, una palabra a la vez, solo escribe :). [Todos Tenemos Algo Que Decir.]

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